14 de abril de 2011

¡Bienvenidos al Blog de la escuela!

  
“Juntos podemos hacer del proceso de Enseñanza un camino maravilloso, lleno de posibilidades, estrategias y  juegos, que mejoren día a día nuestras prácticas, de una forma más lúdica e interactiva y haciendo del  Aprendizaje un constante desafío...”
Esc.  Amadeo Sabattini
Bº San Felipe (José Ignacio Díaz IV)

10 de abril de 2011

Para Docentes...



Trabajar con "WebQuest  o Caza de Tesoro" en las escuelas

Una WebQuest es una actividad orientada a la investigación donde toda o casi toda la información que se utiliza procede de recursos de la Web (Dodge, 1995).

Una WebQuest se construye alrededor de una tarea atractiva que provoca procesos de pensamiento superior. Se trata de hacer algo con la información. El pensamiento puede ser creativo o crítico e implicar la resolución de problemas, enunciación de juicios, análisis o síntesis. La tarea debe consistir en algo más que en contestar a simples preguntas o reproducir lo que hay en la pantalla. Idealmente, se debe corresponder con algo que en la vida normal hacen los adultos fuera de la escuela.
Una caza del tesoro es un tipo de actividad didáctica muy sencilla que utilizan los docentes que integran la Internet en el currículum. Consiste en una serie de preguntas y una lista de direcciones de páginas web de las que pueden extraerse o inferirse las respuestas. Algunas incluyen una “gran pregunta” al final, que requiere que los alumnos integren los conocimientos adquiridas en el proceso En este texto se explica qué es una caza del tesoro, sus potencialidades didácticas, dónde encontrar cazas ya preparadas en la Internet y cómo prepararlas nosotros mismos, en función de nuestros objetivos curriculares.
Una “caza del tesoro” (en inglés “Treasure Hunt”, “Scavenger Hunt” o “Knowledge Hunt”, ya que de las tres formas se la conoce) es una de las estructuras de actividad didáctica más populares entre los docentes que utilizan la Internet en sus clases. 

Les propongo que visiten estas páginas referentes a WebQuest muy interesantes:
Algunos Cazas de Tesoro que puedes visitar y recomendar:

Cuento para iniciar las Clases...

Atrapasueños
Texto: María Eugenia Pons
Imagen: Alina Sarli
Cuentan que en el comienzo de los tiempos el mundo era marrón, era ocre, era castaño, era pardo, era tierra.  
Era entonces una casa en el comienzo de los tiempos, toda marrón, de ventanitas ocre, puertas castañas y un tejado pardo.
Una casa con un niño pequeño, de ojos pardos, cabellos castaños, manitas ocres y ropa marrón y una abuela de paciencia castaña, sueños pardos, amor ocre y rostro marrón.
Una noche, el niño pequeño se despertó llorando. La abuela de amor ocre lo abrazó, dibujó estrellas con las lágrimas en ambas mejillas, hasta que el niño se durmió, iluminado, feliz, sonriente. Apenas hubo recuperado el sueño, la abuela se calzó sus sandalias trenzadas de cuero para salir a buscar algo más por la tierra.
La abuela, que conocía el secreto más secreto de la naturaleza, anduvo un buen rato buscando, buscando y buscando hasta que por fin encontró un sauce. Bien sabido es que hay especies de sauces que suelen llorar desde el principio de los tiempos aunque nunca nadie haya descubierto el porqué.
La abuela acarició sus ramas y cortando una, le dio un beso, le secó una lágrima y volvió por el mismo camino rápidamente antes de que se despertara el niño. Con la rama armó un anillo, redondo, redondo como un sol o mejor aun como la luna llena. Y se fue dormir. Necesitaba descansar.
Al día siguiente el niño pequeño, que aún llevaba las estrellas invisibles, jugaba con piedritas morenas cuando un haz de luz se enredó en su pelo y tomándolo con sus manitos ocres, lo enredó en la rama de sauce que la abuela había colgado en la entrada de la casa. El haz de luz se volvió de un amarillo intenso. La abuela lo ató bien para que no se pierda y al llegar la noche tomó un clavito de madera y colgó el anillo con el haz de luz sobre la cama del niño.  
Parece que esa noche el pequeño durmió, durmió y durmió sin reparar que en toda la tierra algo muy raro estaba sucediendo. 
A la mañana siguiente, la abuela de rostro marrón descubrió que el cabello del niño tenía haces de luz, que un pájaro de plumas amarillas revoloteaba las ventanas y toda la tierra amanecía cubierta de matas de flores alimonadas, doradas,  girasoladas. El niño no podía salir de su asombro y alegría.
La abuela saludaba al viento, bendecía al sauce, alimentaba al pájaro y reía como loca. El pájaro voló con el viento, para llegar hasta el sauce y cuando llegó la noche regresó a la casa con un extraño hilo de color anaranjado. El niño pidió a la abuela que lo atara al anterior, y así fue como con paciencia castaña, fue cosiendo el nuevo hilo desde afuera hacia adentro, que así es como se debe tejer. Ustedes preguntarán quién dice que deba hacerse así. Y eso es muy fácil: las arañas, que por el comienzo de los tiempos cuando la tierra era parda, abundaban por todas partes porque es bien sabido que las arañas, oscuras o claras, son definitivamente marrones.
Con la primera luz del día, la abuela y el niño pequeño se despertaron para desayunar y, para su sorpresa, descubrieron que la tierra se había iluminado de caminos de ladrillo, que crecían árboles de naranjas y mandarinas perfumadas. Y los dos se pusieron las sandalias de cuero para recorrer el camino, bebiendo un jugo delicioso y anaranjado.
Para su suerte, el niño ahora jugaba con piedras pardas y piedras anaranjadas e inventaba juegos que antes eran imposibles. Agitó con fuerza, mucha fuerza dos piedras para arrojarlas bien lejos al viento. El viento, bien sabido es que nunca deja las cosas en paz, revoleó ambas piedras contra el sauce. Cuando el niño fue a buscarlas no encontró sino al pájaro con una hebra de color rojizo en el pico. Como es de esperar, volvió corriendo a pedirle a la abuela que la tejiera de afuera hacia adentro en el anillo de sauce. Y esa noche,  durmió el anillo, amarillo, anaranjado y rojizo, sobre la cabeza del niño.
Todo esto sucedió en los días siguientes: primero, nacieron fresas, manzanas y tomates en todo el territorio que llegaban a recorrer con su vista. Y más, los atardeceres se volvieron rojos, rosados, amarillentos y anaranjados. En el segundo día: el pájaro atrapó una hebra azul de la tarde y la tierra al otro día se llenó de nomeolvides, de lagos azules y de ríos azarosos. Al tercer día, el niño lanzó al viento un nomeolvides que quedó atrapado en una nube roja. Llovieron cintas violetas que la abuela tejió nuevamente de afuera hacia adentro y  ya a la noche la tierra estaba tapizada de flores de jacarandá. Y todas y cada una de las noches, la abuela lo colgó de la pared sobre el sueño del niño.
Siempre el pájaro traía lazos, traía hebras, traía cintas. Y siempre la abuela tejía como araña multicolor. Hasta que un día el niño pequeño encontró una piedra verde, el mismísimo día en que el tejido de la abuela había llegado justo al centro. La abuela tomó la piedra y la ató al tejido.
Al día siguiente el pájaro estaba increíblemente marrón, se desprendió una pluma y la ató también al anillo. Nunca más se supo de él. Dicen que voló a otras tierras.
Y dicen que así fue el comienzo de los tiempos. Que fueron de color marrón y que los buenos sueños fueron pintando. Que hizo falta del vuelo de un pájaro y de la paciencia de una abuela tejedora para cambiar las cosas. Que no hay que olvidar una piedrita de color verde en el centro, elegida por un niño pequeño, y, para terminar, una pluma suave y leve como un papel. Todo esto debe colocarse colgado en la pared vigilando el sueño de quien uno quiera durante las noches. No importa si son de luna llena."Lo que sí importa es el deseo de soñar". 

Te propongo que visites el siguiente enlace dónde podrás ver y realizar tu propio atrapasueños. ¿Te Animás? Puedes pedir ayuda a un grande si te parece algo complicado. Suerte!!